Conforme a Su Palabra

Diego Vásquez
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En 1 Pedro 4:11, el apóstol Pedro nos instruye: 

Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén.” 

 

Esta declaración nos enseña que todo lo que hacemos como cristianos debe estar impregnado del carácter y la verdad de Dios. Ya sea que hablemos o sirvamos, debemos hacerlo en armonía con la Palabra de Dios y bajo el poder que Él nos otorga. Nuestra prioridad debe ser siempre glorificar a Dios a través de nuestras acciones y palabras. 

 

Hablar conforme a la Palabra de Dios 

 

Cuando hablamos conforme a la Palabra de Dios, estamos transmitiendo la verdad que Él ha revelado en las Escrituras. Jesús mismo afirmó: 

El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.” (Mateo 24:35). 

 

Esto nos muestra que la Palabra de Dios es eterna e inmutable, y por eso debemos fundamentarnos en ella al enseñar, exhortar y compartir el Evangelio. 

 

El apóstol Pablo también enfatizó la importancia de enseñar y hablar conforme a la verdad de la Escritura: 

Retén la forma de las sanas palabras que de mí oíste, en la fe y amor que es en Cristo Jesús.” (2 Timoteo 1:13). 

 

Esto significa que nuestras palabras deben reflejar Su amor, Su sabiduría y Su gracia, y deben ser guiadas por el Espíritu Santo para edificar y fortalecer a quienes nos rodean. 

 

Pablo también nos advierte sobre los que hablan fuera de la Palabra: 

Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas.” (2 Timoteo 4:3-4). 

 

Es fundamental asegurarnos de que lo que hablamos provenga de Dios y no de nuestra propia opinión, evitando caer en enseñanzas distorsionadas o ajenas a las Escrituras. 

 

Servir conforme al poder de Dios 

 

Del mismo modo, cuando servimos, lo hacemos con el poder que Dios nos da, reconociendo que en nuestra debilidad, Él nos capacita y fortalece. Jesús dejó claro que sin Él nada podemos hacer: 

Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.” (Juan 15:5). 

 

El servicio cristiano no se trata de nuestras propias capacidades, sino del poder de Dios obrando en nosotros. Pablo lo expresa así: 

Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.” (Filipenses 4:13). 

 

No servimos para nuestra propia gloria o reconocimiento, sino para exaltar el nombre de Jesucristo, quien es digno de toda la gloria. En Colosenses 3:17, se nos exhorta: 

Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.” 

 

Por lo tanto, cada acto de servicio debe ser un reflejo de la voluntad de Dios, realizado con humildad y amor. 

 

¿Estamos viviendo conforme a la Palabra? 

 

Debemos preguntarnos: 

• ¿Hablamos conforme a la Palabra de Dios o según nuestra propia opinión? 

• ¿Servimos con el poder de Dios o en nuestra propia fuerza? 

 

Jesús nos dejó un principio clave: 

El que me rechaza, y no recibe mis palabras, tiene quien le juzgue; la palabra que he hablado, ella le juzgará en el día postrero.” (Juan 12:48). 

 

Esto significa que nuestras vidas deben estar de acuerdo con la Palabra de Dios en todo momento, ya que seremos juzgados conforme a ella. 

 

Por eso, Pablo también nos exhorta en 2 Timoteo 2:15:

Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad.” 

 

Nuestra fidelidad a la Palabra de Dios es esencial para nuestra vida espiritual, pues de ella depende nuestra salvación y testimonio ante el mundo. 

 

Conclusión 

 

Que cada aspecto de nuestras vidas sea una expresión de adoración a Dios, glorificándolo en todo momento y en todas las circunstancias conforme a Su Palabra

 

Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino.” (Salmos 119:105). 

 

¡Vivamos y sirvamos conforme a la Palabra de Dios, para Su gloria y honor!

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