La iglesia no tiene nombre

En Hechos 2:47, se describe la vida de la iglesia primitiva después del día de Pentecostés: 

“Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos.”

 

Este versículo nos muestra la naturaleza dinámica y espiritual de la comunidad cristiana en sus inicios. La iglesia no era una institución con un nombre denominacional, sino un cuerpo espiritual compuesto por aquellos que el Señor salvaba. 

 

El Nuevo Testamento nunca asigna un nombre oficial o denominacional a la iglesia de Cristo. En cambio, se usan diversas descripciones que enfatizan su relación con Dios y su función en el mundo. 

 

Diferentes formas de referirse a la iglesia en el Nuevo Testamento 

 

 1. “La iglesia de Dios” 

 “A la iglesia de Dios que está en Corinto, a los santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos...” (1 Corintios 1:2). 

Pablo usa esta expresión para enfatizar que la iglesia pertenece a Dios, no a los hombres ni a una institución terrenal. 

 

2. “Cuerpo de Cristo” 

 “Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular.” (1 Corintios 12:27). 

La iglesia es descrita como el cuerpo de Cristo, destacando su unidad y su conexión con Jesús como cabeza (Colosenses 1:18). 

 

 3. “La casa de Dios” 

 “Para que si tardo, sepas cómo debes conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad.” (1 Timoteo 3:15). 

La iglesia es presentada como el hogar espiritual de los creyentes, basada en la verdad del Evangelio. 

 

4. “La congregación de los primogénitos” 

 “A la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos...” (Hebreos 12:23). 

Esta expresión pone énfasis en la pertenencia de los creyentes al reino celestial y no a una organización humana. 

 

5. “El rebaño de Dios” 

“Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella...” (1 Pedro 5:2). 

Aquí se enfatiza la relación de la iglesia con Cristo como su buen pastor (Juan 10:14-16). 

 

Dios añade a los salvos a la iglesia, no a una denominación  

 

En Hechos 2:47, se destaca que el Señor mismo añade a los salvos a la iglesia, sin necesidad de un nombre denominacional. 

Jesús dijo: 

 “Edificaré mi iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.” (Mateo 16:18). 

 

Él no menciona un nombre específico para su iglesia, sino que simplemente la llama “mi iglesia”, destacando su propiedad sobre ella. Además, en Romanos 16:16, Pablo se refiere a los cristianos diciendo: 

 “Os saludan todas las iglesias de Cristo.”

 

Este no es un nombre oficial, sino una descripción de aquellas congregaciones que pertenecen a Cristo. Pablo también advierte contra la división y los nombres sectarios: 

“Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones...” (1 Corintios 1:10). 

 

La iglesia de Cristo no necesita nombres humanos ni divisiones. En lugar de identificarse con títulos creados por el hombre, los primeros cristianos simplemente eran llamados discípulos (Hechos 11:26) o santos (Efesios 1:1). 

 

Conclusión 

 

La enseñanza del Nuevo Testamento es clara: la iglesia no tiene un nombre denominacional, porque es el cuerpo de Cristo, la casa de Dios, la congregación de los santos, y el rebaño del Señor. 

 

Dios añade a los salvos a su iglesia (Hechos 2:47), y los creyentes simplemente son llamados cristianos (Hechos 11:26). 

 

Por lo tanto, debemos evitar las divisiones y nombres sectarios, y enfocarnos en permanecer en la enseñanza de Cristo y sus apóstoles. 

 

 “Perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones.” (Hechos 2:42). 

 

¡Que nuestra identidad esté únicamente en Cristo y en su iglesia, tal como Él la estableció!